Sesión del 16 de enero de 2023
La cultura de la cancelación
CUESTIONES PARA EL DEBATE
1. Después de su apoyo a los disturbios del 6 de enero, cuando se intentó interrumpir la certificación de las elecciones de 2020, Twitter y Facebook cancelaron las páginas de redes sociales del presidente Donald Trump, citando las políticas de sus plataformas sobre el apoyo a la violencia. ¿Te parece bien?
2. En febrero de 2021 el entonces presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Tokio, Yoshiro Mori, de 83 años, debió dimitir tras haber hecho comentarios sexistas y prejuiciosos en contra de las mujeres. Al parecer, durante una reunión oficial, cuando le preguntaron qué opinaba acerca de los planes del Comité Olímpico de Japón de aumentar el número de mujeres miembros del 20 % al 40 %, entre varias afirmaciones fuera de lugar, comentó, en alusión a lo mucho que, a su juicio, hablan las mujeres en las reuniones: “Oí a alguien decir que si aumentamos el número de mujeres en la junta tenemos que regular el turno de palabra de algún modo o, si no, no terminaremos nunca”. No hay duda de que lo expresado por el señor Mori resulta machista y prejuicioso hacia la mujer, pero, tras una trayectoria de varias décadas dentro de la política japonesa, donde incluso llegó a ser Primer Ministro, y ante las tremendas complicaciones y retrasos que implicó la organización de los juegos como consecuencia de la pandemia, y tras disculparse públicamente por sus dichos, ¿merecía ser despedido y deshonrado, como efectivamente ocurrió? (La cultura de la cancelación: tres ejemplos recientes (ruizhealytimes.com).
3. Suponiendo que sea verdad que Plácido Domingo se valía de su posición dominante en la ópera para favorecer carreras de mujeres que accedían a tener relaciones sexuales con él, ¿se le debería cancelar de todas las representaciones musicales?
4. ¿El Museo impresionista de Orsay en París debería dejar de exponer el siguiente cuadro por machista?
5. ¿El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense en Washington debería retirar túnicas y capuchas del Ku Klux Klan?
6. ¿Ha estado bien quitar la estatua de Colón en 2020 de la principal avenida de México?
Pistas para la reflexión
1. La “Cultura de la cancelación” es el eufemismo que se utiliza para designar un conjunto de acciones y boicots encaminados a destruir la reputación de alguien al retirarle masivamente el apoyo y la aprobación a causa de opiniones, actos o iniciativas que pudieran interpretarse como ofensivas para alguna minoría o para la corriente moral hegemónica, sin importar el contexto, el tiempo o las circunstancias en que dichos acontecimientos hayan tenido lugar. El propósito final es “cancelar” al individuo en cuestión, borrarlo del entorno público, sin importar las afectaciones personales, familiares, profesionales, laborales o económicas que implique […] Por supuesto que no se justifica ni la misoginia ni el abuso ni las bromas de mal gusto, pero ¿no existe también un derecho a equivocarse y rectificar? ¿No existe el derecho a que ciertos materiales desafortunados del pasado, en especial cuando han transcurrido varias décadas y nuestras opiniones al respecto hayan cambiado, puedan ser superados y quedar en el olvido? Quizá aquí aplicaría parafrasear aquel célebre pasaje bíblico: quien esté libre de incongruencias y errores, que lance el primer tweet2.
2. A manera de comentarios, de tuits o mensajes en los que se recrimina a alguien su posición sobre un tema. También hay amenazas, otras veces insultos, muchas veces con peticiones de despido, y que esa persona sea condenada a un ostracismo social. Desde esta perspectiva, se trataría de una condena pública. (“Cultura de la cancelación”: qué significa y cómo entenderla (primicias.ec))
3. La cancelación cultural requiere de homogeneidad, es por ello que prolifera en redes sociales como Twitter, donde una etiqueta o hashtag puede utilizarse para viralizar el hecho y, con suerte, poner en el ojo del huracán a la persona, ya sea famosa o no. La finalidad de cancelar a alguien es vetar y buscar, de una forma u otra, que la persona se responsabilice por lo que ha dicho o hecho, incluso si esto implica el fin de su carrera. El sinónimo de cancelar, básicamente es tomar justicia (hasta donde se pueda llegar) por mano propia, sobre todo cuando las personas afectadas son aquellas que forman parte de grupos marginados, que históricamente han sido silenciados o insultados, y con esta medida voraz exigen celebridades, empresas y personas mayormente poderosas que rindan cuentas por sus acciones y expresiones, independientemente que ocurrió en el presente o en el pasado.
4. La cancelación cultural tiene un motor justiciero que la hace funcionar. Las personas que se suman a la campaña esperan que el sujeto o la empresa en cuestión dé la cara y rinda cuentas sobre lo que se le está acusando. Por otro lado, la cultura de la cancelación también permite que aquellas personas que han sido marginadas tengan una voz, sean vistas y puedan contar su historia. El movimiento puede hacer que las personas no poderosas o privadas de derechos, las mujeres y las minorías puedan ser escuchadas con más facilidad. (Cultura de la Cancelación » Qué es, Efectos y Ejemplos (cinconoticias.com))
5. Una cultura crítica busca corregir antes que castigar. En el mundo de la ciencia, un error no se paga con la pérdida del empleo o de los amigos. Por lo regular, el único castigo es que alguien pierda la discusión. Incluso la refutación de los estudios es un fenómeno nuevo y, con justa razón, controversial, ya que para la ciencia el método más común –y efectivo– ha sido desechar los errores y seguir adelante. La mala ciencia y las respuestas equivocadas desaparecen sin más. Los incentivos son positivos, no punitivos: el premio por tener la razón es que te citen, subas de puesto o ganes fama y premios importantes. Una actitud punitiva perjudica los procesos científicos, ya que el conocimiento avanza a través de un proceso de prueba y error. La cancelación, por su parte, busca castigar en lugar de corregir, y a menudo lo hace a causa de un solo tropiezo y no una larga cadena de fracasos. (La lista de chequeo de la cultura de la cancelación | Letras Libres)
6. "Woke" («despierto» en inglés) es un término, originario de los Estados Unidos, que inicialmente se usaba para referirse a quienes se enfrentan o se mantienen alerta frente al racismo. Posteriormente, llegó a abarcar una conciencia de otras cuestiones de desigualdad social, por ejemplo, en relación con el género y la orientación sexual. Desde finales de la década de 2010, también se ha utilizado como un término general para los movimientos políticos progresistas y/o de izquierda y perspectivas que enfatizan la política identitaria de las personas LGBT, de la comunidad negra y de las mujeres. Para 2020, partes del centro político y la derecha en varios países occidentales usaban el término "woke", a menudo de manera irónica, como forma de denominar a varios movimientos e ideologías progresistas radicales o de izquierda identitaria posmoderna percibidos como demasiado entusiastas, agresivos, agitadores, susceptibles o poco sinceros, y por su tendencia a la censura de opiniones discrepantes mediante la llamada cultura de la cancelación. (Woke - Wikipedia, la enciclopedia libre)